Una cosa es sembrar árboles, ver que sobrevivan, cuidarlos y disfrutar como van creciendo. Incluso gozar de sus primeras ramas, su incipientes sombras y de la frescura que nos regalan. Pero otra cosa, sin comparación alguna, es cosechar sus frutos, obtener sus primeras semillas, sembrarlas y a su vez tener la oportunidad de cosechar esas nuevas semillas y volverlas a sembrar.
Un placer ya es sembrar, pero un
placer infinito es sembrar semillas cosechadas de los árboles que sembramos
alguna vez, que son nuestros nietos.
Un disfrute son los hijos, pero
los nietos, ellos se roban nuestro corazón. Bueno eso me han dicho las Abuelas
y los Abuelos.
Señoras y Señores en el Vivero de
Tabanca estamos sembrando nietos!!!!!
Les compartimos esa alegría y los
invitamos a que ustedes también vivan esa experiencia y ya, pronto, ahora
mismo, siembren para que cosechen y siembren y gocen de cosechar lo que sus
propias manos han podido sembrar.
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